Hay evidencias de que los primeros agricultores que plantaron vides, con la finalidad de hacer vino, eran de Egipto y Asia Menor. Y de que fue durante el neolítico. No sé qué pensarás tú de este dato, pero a mí esto me reafirma en mi creencia de que, cuando se trata de encontrar nuevas fuentes de placer y dolor, el ingenio humano no tiene parangón. Porque hay que ponerle ganas y genialidad a todo el proceso que lleva de un racimo de uva a una botella de vino. No me digas que no. Y casualidades de la vida también, claro, unas cuantas. Pero, ¿no te parece casi un milagro?
Einstein decía que existían dos maneras de vivir, una como si todo fuera un milagro y la otra como si nada lo fuera. Yo, visto lo visto, prefiero la primera, la verdad. Creo que hay más vida en el amor a la creación y la predisposición a la sorpresa. Que hay más amor y más calidez en el lado de la existencia en el que miramos las cosas, las vemos como son y, no solo las aceptamos, sino que nos maravillamos con ellas. Que eso es la artesanía de la felicidad.
La primera pamplina de este año es la vid, precisamente porque lleva todo esto asociado: la vida, el ingenio, la artesanía y el amor. Y porque hace poco que brindamos con cava por el 2024, nos comimos las uvas a ritmo de campanadas y pedimos doce deseos de fin de año que la vida, seguramente, nos traerá como necesitamos y no como queremos.
Por todo esto, arranco este año de cartas con el símbolo de la vitalidad.
Bienvenido, 2024. ¡Danos mucha vida a todos!
Inspiración
Libros a retortero
Estos días se han comentado bastante las palabras de una autora que confesó que no leía. También las de otra autora, que tampoco leía, porque creía que si lo hacía su escritura se contaminaría con el estilo de otros escritores. Y todavía las de otra más, que tampoco leía, porque los únicos libros que le gustaban eran los suyos. Como no tengo ni idea de quienes son estas tres iluminadas de ombligo grande y sinapsis escasas (nadie ha citado el nombre de las susodichas) espero, por el bien de la literatura, que todo sean bulos. Porque si no, la que nos espera a los lectores, es de traca.
Dicho esto, aquí te dejo tres de los libros que he leído últimamente y que destaco como lectora y escritora.
Como los pájaros aman el aire de Martín Casariego
Este libro lo leí por recomendación de mi amiga y compañera de letras Bea, que ya me conoce bastante bien y sabe lo que me engancha a mí una historia de amor. Porque este libro, con este título tan poético, es el ejemplo perfecto de que un autor literario puede escribir romántica (de manera literaria, claro), si se lo propone. Te dejo también un enlace al perfil de Bea en Goodreads. Es una de las personas con mejor criterio para las lecturas que conozco, y cuando me paso a ver qué ha leído y qué le ha parecido, siempre acabo añadiendo libros a mi lista.
Pedro Páramo de Juan Rulfo
Quiero más Juan Rulfo en mi vida este 2024. Qué maravilla de lenguaje, de ambientación, de juegos con la trama, de personajes, de imágenes, de diálogos. DE TODO. Esta novela se toca, se huele, se saborea, se ve. Te engulle. Te hace pensar, atar cabos, sorprenderte, pensar ella días después de haberla leído. Juega con el folclore, la vida y la muerte, la religión y muestra, sobre todas las cosas, muestra con una maestría que a mí me ha puesto los pelos de punta de puro gozo.
Sí, reconozco que ha habido momentos en los que he pensado que Juan se había fumado algo mientras escribía, pero ¿sabes esa sensación de estar completamente hipnotizada ante algo maravilloso que, al principio, no logras comprender y que poco a poco parece abrirse, para acabar con más dudas que al principio, pero tan feliz, porque estás totalmente deslumbrada? Pues eso es Pedro Páramo. Una bajada al choque entre la humanidad y sus dioses y más, mucho más. También la prueba de que merece la pena acercarse a las lecturas obligatorias del instituto pasados los cuarenta, porque es entonces, y no antes, cuando te das cuenta de que eran tesoros.
Deseos de medianoche de Mayte Esteban
No soy de esas personas que entran en modo navideño y terminan el año leyendo novelas ambientadas en las Fiestas y el invierno, pero sí hago excepciones con algunas autoras que me encanta leer y Mayte Esteban es una de ellas. Este es su último libro autopublicado, una historia corta que sucede durante la noche de fin de año y que me ha parecido un tranche de vie entrañable, costumbrista y dulce, como un buen chocolate con churros. Vamos, perfecto para las fechas en las que lo leí. Ojalá este 2024 nos traiga más novelas de Mayte.
Los Substacks
Una gurú de estas del márquetin dijo hace poco que las newsletters están muertas. Solo por eso hoy te recomiendo tres newsletters maravillosas a las que estoy suscrita y que gozan de una salud estupenda. En el futuro te recomendaré más, porque qué maravilla leer lo que alguien ha escrito sin pensar en si es contenido evergreen que convierte o no. La newsletter para mí es cercanía y libertad, y ojalá goce de una vida larguísima.
Raíces & Ramas de Luz Rodríguez
Luz está investigando su árbol genealógico y de todo lo que averigua, y de cómo lo averigua, deja constancia en su boletín. Parece una novela por capítulos, de verdad. Hay de todo: amores, guerras, asesinatos… Una maravilla muy entretenida, y muy bien narrada, que sale cada domingo.
Leer por leer de Amaya Ascunce
En su boletín Amaya habla de libros, de experiencias personales y de perfumes. Además de que es una delicia leerla me encanta por la manera en que habla de sus lecturas, uniéndolas a su momento vital. Porque es cierto eso de que un libro, cuando llega a tu vida en el momento en el que debe llegar, puede ser un gran consuelo. O incluso un guía. Amaya suele enviar sus boletines en domingos alternos.
Cosas que (me) pasan de Ana Ribera
Ana habla de libros, de música, de cine, de arte, de la vida y de cómo le sucede a ella. Es una delicia leerla, de verdad. Amaya y Ana son en parte culpables de que mi lista de libros pendientes haya acabado siendo monstruosa, tanto, que creo que necesitaría más de una vida para poder leerlos todos. Ana envía sus cartas los domingos por la mañana.
Los juegos
El pasado diciembre, medio festivo, medio laboral, me he permitido el lujo de volver a jugar videojuegos narrativos. Estos dos me los he acabado en un santiamén y tenía que recomendártelos.
Tangle Tower
Tangle Tower tiene ya unos años, pero es que ya sabes que yo no voy nunca al día ni con los juegos, ni con los libros, ni con nada. Descubro novedades a mi ritmo. En este juego narrativo acompañamos a los detectives Grimoire y Sally en la investigación de un asesinato, el de Freya Fellow, ocurrido en Tangle Tower. Puntos muy a favor de que le eches un ojo: los diálogos, los personajes (me encanta Poppy), la ambientación, la jugabilidad, que es casi puramente narrativo y que no me vi venir la resolución (aunque algunas cosas sí las acerté). Nosotros tenemos la versión para jugar en la tableta y nos costó unos 4€.
Aquí te dejo el enlace a la página del desarrollador: https://tangletowergame.com/
Storyteller
Este juego es más reciente, de marzo de 2023, y parece que ha tenido valoraciones muy positivas. No me extraña, porque es entretenido y original como él solo. Tienes que intentar que los personajes interactúen entre ellos, para conseguir el final de historia que te proponen, y ver cómo cambia la historia con las diferentes variables que vas introduciendo, es muy muy divertido.
Nosotros lo descargamos gratis de App Store, y lo jugamos con nuestra cuenta de Netflix. En la página del desarrollador tienes todas las opciones para jugarlo: https://annapurnainteractive.com/en/games/storyteller
Transpiración
Propósitos
Te habrás fijado que en este boletín la parte de Inspiración es más amplia de lo habitual. Bueno, es que he estado en modo vacaciones y transpirar, lo que se dice transpirar, pues he intentado hacerlo poco. Espero que también tú te lo hayas podido tomar con más calma de lo habitual, al menos los días festivos. Eso sí, en la próxima Pamplina te cuento en qué ando metida porque pensar, organizar y planificar, eso lo he seguido haciendo sin tregua.
Mi mantra para este inicio de año es:
Cuando el río se seca, hay que volver a la fuente.
Y terminó esta pamplina. Hasta que volvamos a leernos, aprovecha los días y las noches para vivirlas como te dé la gana, que ya sabes que si no eres tú quien decide sobre tu vida, siempre habrá algún mezquino que quiera hacerlo. ¡Y que seas muy muy feliz!
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Gracias por las recomendaciones. Me anoto la de Pedro Páramo. Feliz inicio de año. 😘
Varias cosas a decir. Sobre esto: "Einstein decía que existían dos maneras de vivir, una como si todo fuera un milagro y la otra como si nada lo fuera". Realmente es sanísimo mirar a la vida de esa forma, no dando por hecho nada. Hay que admitir que la rutina diaria nos lleva más bien en la dirección opuesta. Pero hacer el ejercicio de cambiar la mirada, aunque sea un poquito, sin duda vale la pena.
Y respecto la muerte de las newsletters: yo lo dudo, especialmente cuando tienen este formato en el que son tanto artículos de un blog como una comunicación por email. Me retrotraen a la era de los blogs (que nunca dejó de existir, pero lógicamente a otro nivel). ¡Las newsletters personales suponen el grueso de mi lectura anual! Y me gusta leerlas porque es en ellas donde más y mejor aprendo de las personas que las escriben :-)